Desde Hipócrates, (460 a. de C.) que fue el primer entusiasta en mejorar la salud con la equitación y posteriormente, a lo largo de la historia, la equinoterapia ha ido develando sus diversos beneficios.
Estas son sólo tres de muchas formas en que la equinoterapia trabaja:
● Efecto espejo: Cuando reflejamos nuestras emociones en el caballo, lo hacemos de la manera menos agresiva para poder identificar nuestros propios errores.
● Reducción del ego: Interactuar con el caballo, cuidarlo, aprender a guiarlo y dedicarle tiempo, cambia nuestro enfoque y ayuda a reducir ese ego que a veces crece de más.
● Aumento de confianza: Al montar a caballo construimos una relación de confianza con un ser sin malicia, que no nos va a manipular ni hacer daño, que sana y brinda una paz increíble.
Psicólogos, neurólogos, doctores e investigadores de múltiples disciplinas concuerdan en sus opiniones sobre los beneficios terapéuticos de la equinoterapia.