A “UN MEZCAL POR LEDUC” “SOY UN HOMBRE DE PLUMA Y ME LLAMO RENATO”

Fred Álvarez y Pepe Alcaraz, coordinadores del libro-homenaje “Soy un hombre de pluma y me llamo Renato” (Ed., Artes e Historia de México, 2013 e ISIC-Conaculta 2014.), le invitamos a que nos acompañe a tomar “Un mezcal por Leduc”, y a recordar aquella edición y, sobre todo, leer poesía en honor al Jefe Pluma Blanca en el lugar de Tlalpan que fue uno de sus refugios: La Jalisciense.

Contaremos con la participación entre otros de Gonzalo Martré, José Luis Martínez, Roberto López Moreno, Jorge Meléndez, Oralba Castillo y otros amigos, con el mezcal que nos ofrecerán nuestros también amigos Maestros del Mezcal AC y Mezcalmanía.

El volumen editado doblemente en 2013 y 2014 contiene una entrevista con su hija Patricia, además de una charla-entrevista entre Francisco Liguori y Renato Leduc con Oralba Castillo. También una selección de sus colaboraciones en prensa, poemas de Leduc y sobre Leduc y algo más como fotografías del Archivo Tomás Montero.

La cita es a las 18:45 horas de mañana martes 16 de abril, en la cantina “La Jalisciense” a donde acudía el poeta y periodista, ubicada en Plaza de la Constitución No. 1, Centro Histórico de Tlalpan.

“Leduc- el Jefe Pluma Blanca por su porte Sioux-, vivió los grandes cambios del siglo XX. La vida lo llevó a vivir e Europa en donde entabló amistades con varios escritores y pintores surrealistas; Bretón, Miró, Picasso, Dali y (Leonora) Carrington: Fue lo que quiso ser poeta y periodista, pero sobre todo el gran bohemio de México, el último, según Carlos Monsiváis. (Leduc, le contestó no la chingues Carlos, soy de barril, no de Bohemia).

Borges decía que los libros son extensión de la imaginación y la memoria. Ricardo Garibay veía en ellos una forma de felicidad. En Soy un hombre de pluma… se destaca el hecho de que Renato Leduc vivió su larga y productiva vida en el centro de este triángulo virtuoso: imaginación, memoria y felicidad. Amén de periodista, nuestro personaje fue poeta de versos clásicos y francamente albureros como podrá apreciarse en este libro. Esta mezcla que pareciera tan extravagante, no lo es tanto: tiene antecedentes en clásicos como Quevedo o Lope —en nuestro idioma— o en autores de lengua francesa como Rabelais, autor desparpajado al que Leduc tanto le debe. Nuestro recordado tlalpense escribía y hablaba con “malas palabras” porque era un hombre culto y conocía el idioma”: José Falconi y Fred Alvarez..

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