En medio de un ambiente rodeado por el arte y paz, admiradores y coleccionistas se dieron cita para atender al conversatorio entre el artista internacional Clotilde Jiménez y Brenda Caro, Coordinadora curatorial en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, en la Galería Mariane Ibrahim, un referente en el mundo del arte contemporáneo que acoge la diversidad global y se caracteriza por impulsar la obra de artistas afrodescendientes en todo el mundo.
Clotilde Jiménez, artista plástico de origen afrolatino, cuya obra ha tenido presencia en países como Estados Unidos, Francia y Qatar y ya forma parte de colecciones relevantes de la Ford Foundation (New-York, NY), Orlando Museum of art (WA), Hessel Museum of Art (Annandale-On-Hudson, NY) y la colección Beth Rudin DeWoody, presentó hace unos meses “La memoria del agua”, su tercera exposición individual con la galerista Mariane Ibrahim y la primera en México.
Brenda Caro, es doctora en Museum Studies por la University of Leicester y ha trabajo en la Coordinación Nacional de Artes Plásticas, INBAL; la Coordinación de Difusión Cultural, UNAM; el Museo de Arte Moderno, INBAL; Casa Vecina, Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México, A.C., el Museo Universitario del Chopo, UNAM y el Instituto de Artes Plásticas, Universidad Veracruzana.
En medio de un ambiente de camaradería, risas y amenidad, Brenda Caro y los presentes se adentraron en el universo e inspiración detrás de la exposición “La memoria del agua””, trabajo más reciente de Clotilde Jiménez.
“Nací y crecí en EE.UU, es común que te quieran encasillar en una caja. Como artistas tenemos un trabajo que hacer respecto a ese tema”
Afrolatino y oriundo de Honolulu, Hawaii, la trayectoria artística de Clotilde Jiménez ha estado influenciada por los lugares donde ha buscado hacer su marca en el mundo: EE.UU, Londres, París y actualmente, la Ciudad de México.
Desde su formación y después de haber incurrido en la escena artística, Clotilde nombró las diferentes limitantes en el gremio. Como acto de rebeldía e impulso a la visibilidad afrodescendiente, Clotilde eligió el collage y la cerámica como las principales técnicas en su trabajo.
A pesar de que en algunas ocasiones su trabajo ha recibido críticas al ser referido como “simple” o “naive”, Clotilde mantiene firme su esencia y critica la concepción blanca y patriarcal con la que se enseña el mundo del arte.
“Desde sus inicios sólo los europeos blancos tenían acceso a la educación en el Arte… Cuando estudiaba en Cleveland todos trataban de homologarse a ‘los grandes maestros’. A partir de mi último año decidí hacer algo original y comencé a estudiar la historia afro porque esos artistas hacían trabajos más auténticos. Mi arte no es “naive”, representa una historia que llevo conmigo, representa a mi gente”, declaró el artista en el conversatorio.
En este sentido, para Clotilde el collage significó una ventana de liberación a la rigidez de la enseñanza del arte tradicional, y simbólicamente la oportunidad de tomar patrones e imágenes establecidas para romperlas y construir sobre ellas una obra llena de color y representatividad.
“Todo el mundo puede hacer collage, No hay reglas, para mí fue un proceso libre, no tenía la presión de la Escuela de Arte. En la escuela el collage se asociaba como arte menor, para mí son estupideces. Arte es Arte”.
Sobre la inspiración detrás de “La memoria del agua”, Clotilde cuenta que la época de aislamiento por la pandemia fue personalmente difícil, lo cual lo impulsó a reconectar con sus raíces y su fe.
“Regresé a los lugares que me hacían sentir tranquilidad. En el agua el tiempo es diferente y me siento más tranquilo y más espiritual. Quería crear algo así, que emocionalmente me regresara a la vida”.